martes, 30 de agosto de 2011

PUMA


El monte ruborizado con sus ceibos y karanda´ys... defienden, como rosas, su misteriosa belleza entre espinales.

El algorrobo, el viñal y la aromita, guardianes de su secreto custodian el corazón del monte. Los palos borrachales, saludan en los senderos históricos algunos ahuecados para formar trincheras, que, alguna vez albergaron a algún paraguayo adolescente a la espera de un ajusticiamiento boliviano.

Ya escuché la risa de una charata burlando a un cazador inexperto, hasta los ayoreos ríen como charatas cuando ven a estos cazadores fallar con tanta estupidez.

Espero silenciosamente hasta que el monte me de su bienvenida con un avistamiento, mientras hablo conmigo misma, como siempre, sobre cosas triviales, desde política hasta meteorología. De pronto, en un claroscuro digno de Caravaggio se dibuja en mis binoculares una elástica figura, lenta, como perezosa, de parda mirada, el hocico nevado busca el rastro de lo que alguna vez estuvo allí, cerca de una aguada… Hecho de la arena que pisa, se da vuelta, tal como vino, ocioso y fotosensible escapa a la oscuridad de su gran torre espinada vagabundeando en su palacio a la espera de un festín.

domingo, 28 de agosto de 2011

Diario de una ornitófila I

Asunción, 22 de julio, 5 a.m: despierta naranja la mañana y yo despierto sin mucho ánimo de comenzar el día, un vacío en el estómago me avisa que el café negro matutino era necesario en mi sistema.

Agarro mi mochila, como todas las mañanas y camino mis quince cuadras diarias para tomar el micro atiborrado de gente que me lleva al trabajo. La monotonía del traquetear del micro me sume en una especie de trance hipnótico, mientras veo pasar a los lapachos rosados estallar en color tal vez ruborizados por lo linda que se ve Asunción (de mañana) saludándome en cada esquina. Los gorriones (Passer domesticus) juegan en los alambrados de los baldíos vacíos, son una horda de animalitos sociales que con tanta alegría no se dan cuenta de que son una plaga o… portadores del virus de la meningitis, una mueca se dibuja en mi rostro mientras aún pienso como colonizaron tantos lugares, tal vez más que los mismos europeos.... o el cristianismo, espero pacientemente a que algún asiento de la lata de sardinas con ruedas se vacíe y poder apreciar sentada del tour asunceno.

Aún pienso en los lapachos rosados y las cesalpináceas (Pata de buey) que están floreciendo en medio de la ruta, compitiendo en belleza con los mercedes benz último modelo que pasan por allí todas las mañanas, llevando a algún político o a algún empresario en cualquiera de los dos casos llevan a alguna persona importante.

De repente, un semáforo en rojo para al bus, y queda en una esquina, un árbol de gran porte en frente mío, pareciera una fabácea a simple vista. Un pequeño picaflor en medio del trajín social liba néctar de una Santa Rita, un Chlorostilbon aureoventris, macho, con bastante tranquilidad encima de niños de las calles con los pies descalzos, esta pequeña y delicada ave hace su trabajo como si nada; tal vez no sea un niño, pero compartían algo en común…. Ambos eran totalmente ignorados y olvidados.

Una señora de camisa floreada se para y se baja del micro, esto me resulta reconfortante, ver el paisaje como si estuviera viendo una película. Cada vez diviso más pitogües llegan al llegar a mi destino, Diviso una tijereta (Tyrannus savana) en el alambrado frente a la SeAM. Pero al pasar una serie de autos se aleja, quisiera acercarme a observar, pero la hora de marcado de tarjeta ya casi se aproxima, así que apurada cruzo la calle, tal vez dejando atrás las horas más bellas de mi país.