Para empezar deberíamos decir que el género Anodorhynchus (Guacamayos azules) no ha tenido mucha suerte, de sus cuatro integrantes, dos ya están extintos y los supervivientes, Anodorhynchus leari y Anodorhynchus hyacinthinus se encuentran en la categoría de “Peligro Crítico”. También los constantes rumores de que la especie ha sido avistada en las últimas décadas han obligado a las convenciones de especies amenazadas a ponerlas en la categoría de En Peligro Crítico para CITES en el 2000, en la categoría de Críticamente Amenazado por la UICN (2010) y Críticamente Amenazado (Revisión) por la Secretaría del Ambiente, Paraguay en el 2006. Probablemente éste cambio de situación se deba a que muchas especies que se consideraban extintas se redescubrieron después de unos años gracias a avistamientos de los lugareños en la zona.
Conocido como guacamayo Azul o violáceo, el Anodorhynchus glaucus probablemente se extinguió a principios del S.XX, en Paraguay aunque a lo largo de los últimos 100 años no se ha dejado de especular sobre su existencia. En 1992 el ornitólogo Tony Pittman realizó junto con su colega Joe Cuddy una larga expedición en busca del guacamayo azul en el Norte de Argentina, Paraguay y Sur de Brasil. Los testimonios que pudo entrevistar hablaban del tiempo de sus abuelos, en referencia a los últimos ejemplares observados en libertad. Así mismo, Cuddy pudo constatar la práctica desaparición del hábitat de esta especie, siendo el Parque Nacional de El Palmar, en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones del Norte de Argentina el último reducto natural en el que podrían sobrevivir algunos ejemplares. Esta hipótesis venía avalada por la posibilidad de que uno de los ejemplares de hembra de Anodorhynchus leari que estaban en el programa brasileño de cría en cautividad no criara por ser, en realidad, una hembra de Anodorhynchus glaucous. Dada la cercanía genética entre ambas especies y su parecido físico no se trataba de algo descabellado y bien merecía la expedición. A pesar de todo, Pittman concluyó dando por extinguido al Guacamayo glauco, coincidiendo con la opinión del redescubridor del Anodorhynchus leari, el profesor germano-brasileño Helmut Sick. Como aval de esta tesis cabe decir que el Anodorhynchus glaucus no ha podido ser observado vivo desde hace más de 100 años.
Como el caso de Numenius borealis sería adecuado que figurase como Localmente Extinta, los supuestos avistamientos en regiones aledañas a nuestro país nos podría dar una leve esperanza de que Anodorhynchus glaucus posea una pequeña población rondando por allí. Aún cuando en nuestro país no ha habido avistamientos ni especímenes de hace más de cien años atrás.
Imágenes extraídas de birdlife.org
Bibliografía
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Birdilife International. 1992. Aves Amenazadas de las Américas Libro Rojo de BirdLife International/UICN). Cambridge, UK: Birdlife International. Disponible en: http://www.birdlife.org/datazone/userfiles/file/Species/AmRDBPDFs/Anodorhynchus_glaucus_spa.pdf
Chebez, J.C. 1994. Los que se van. Especies argentinas en peligro. Editorial Albatros.
Lücker, H. Patzwahl, S. 2000. The European Endangered Species Programme (EEP) for the Hyacinth macaw from 1989 to 1998: Anodorhynchus hyacinthinus. International Zoo Year book 37 (1): 178-183.
Pittman, T. 1992. The Glaucous Macaw - Does it still exist?. Parrot Society Magazine.